La virgen negra de Santiga

Virgen original

«Qui va a Montserrat i no passa per Santiga deixa la mare per veure la filla». Dicho popular


Cuenta Esteve Canyameres i Ramoneda en su libro «Masos, masies i masoveries…» que, en el año 1621, cerca de Can Barnola, en Santiga, en un escondrijo tapado por mediante hiedra (heura en catalán), se encontró una pequeña imagen de la Mare de Déu, o, la Virgen.

En una visita pastoral del año 1626 ya está documentado un altar a la Mare de Déu de l’Heura, también conocida como Mare de Déu de Santiga o Nostra Senyora l’Antiga, es decir, de la encontrada en 1621. A efectos de honrar a dicha virgen se construyó una capilla que se sabe terminada en el año 1629, bien ornamentada, con un altar pétreo y con un retablo de madera.

De este importante descubrimiento da fe y lo menciona el padre Narcís Camós en un libro publicado en el año 1647, donde cataloga el nombre de todas las vírgenes encontradas en Catalunya, con un total de 1.033. Todas ellas escondidas en tiempos de revueltas o por algún conflicto bélico.

«La Mare de Déu de l’Heura original, desaparecida en el año 1936, se trataba de una escultura de inicios del s. XIV».

Análisis sobre las fotos más antiguas.

En la tesis doctoral «El simbolismo de la virgen negra. Aproximación a una construcción cultural», de Jorge Rodríguez Ariza, en su página 158 encontramos:

«Apreciamos que se trata de una talla policromada donde María aparece sentada sobre un trono de respaldo bajo, sin molduras en los laterales. Porta una corona esculpida en la misma pieza. Bajo la corona cae un velo hasta la altura del pecho. dejando visibles orejas. Viste una larga túnica de cuello redondo, la cual le llega hasta los pies, que, calzados y puntiagudos, reposan en diagonal sobre un pequeño escalón. Sobre esta túnica María porta manto abierto. Su rostro es ovalado, con ojos grandes y almendrados y nariz recta.
Tiene al Niño sobre su rodilla derecha, que se encuentra algo inclinado hacia delante y enmarcado por los brazos abiertos de la madre. Este no lleva corona, va descalzo y viste una túnica de cuello triangular sobre la que porta una toga a la manera romana. En general, parece que el trabajo sobre las ropas del Niño ha sido más cuidado y detallista que en el caso de la Madre, cuyos ropajes presentan pliegues menos naturalistas, pues tienden a ser más simétricos. Jesús, con su mano izquierda, sostiene sobre la rodilla izquierda un libro o tablilla mientras mantiene la mano derecha en alto. En las fotografías más antiguas se aprecia sobre esta mano un orbe crucífero, seguramente de factura moderna».

En el mismo trabajo se exponen las valoraciones de la historiadora de arte, Carme Clusellas, siendo las siguientes:

«La talla, por su proximidad estilística a otras imágenes como la Mare de Déu de Cornellà de Conflent, la de Prats de Balaguer o la de Molló, es una pieza de la segunda mitad del siglo XII y que puede clasificarse dentro de la categoría de «Pirineos orientales», propuesta por Ilene H. Fosyth».

La festividad de la Mare de Déu de l’Heura se celebraba en la tercera dominica de julio, después de la criba del grano, o popularmente, cuando “el blat era al sac i ben lligat”. Su culto era frecuentado por las mujeres vallesanas en cinta, incluso, para ello, se realizaba una procesión desde Polinyá para solicitar su ayuda en el parto. Otra particularidad de esta virgen es la de ser protectora del campo, pues, supuestamente, los protege de rayos y granizos.

Virgen actual


La figura actual es del año 1940, tratando de ser una reproducción de la anterior. En ese aspecto, incluso se puede contemplar que intenta emular la tez morena de su antecesora. Actualmente, el domingo después de la Pascua de Resurrección, la Associació d’Amics de Santiga, realizan un acto religioso en honor a la Mare de Déu de l’Heura.

Fuente:

http://www.santiga.cat

«El simbolismo de la virgen negra. Aproximación a una construcción cultural», Jorge Rodríguez Ariza